Sin categoría 1 25/02/2020

Puntuación

Me gustan las comas, sí el signo de puntuación.

Me gustan por lo que unen y por lo que separan Me gustan las comas por el ritmo que imponen, porque son como bastones que nos ayudan a caminar entre las palabras.

Me gustan las comas por humildes e imprescindibles.  

Sin embargo detesto los puntos. Son soberbios, predecibles.

Aborrezco sobre todo los puntos finales, son una rendición, el final de un camino.

No me gustan los puntos, que tristes y punto.

Solo puedo ser condescendiente cuando se reúnen en manada en los puntos suspensivos, por lo de incierto, porque dejan las puertas abiertas, porque se desdibuja su autoritarismo.  

Me gustan los paréntesis. Ellos encierran todo lo que seguramente nadie debía tener que explicar.

Me gustan los paréntesis, son amables, atesoran mensajes, todos, los más duros, los más amables, pero les dan un aspecto de confidencialidad que lima o atenúan sus asperezas.

Me gustan los paréntesis, son un banco en el camino, un remanso de paz explicativa.

Que arrogantes los signos de admiración. Hermanos de los puntos en su soberbia.

No reclaman nuestra atención, la exigen, no me gustan los signos de exclamación.

No, no pueden gustarme los signos de admiración, fatuos y estirados como guardias de corps de las palabras más burdas, de las exclamaciones. Fatuos alejados de las palabras sencillas.  

Me gustan los interrogantes por que demandan respuestas.

Me gustan los interrogantes porque se interesan por mí. Porque no dan nada por cierto.

Me gustan porque son humildes, porque piden opinión cuando no imploran una respuesta que conocen.  

Debería habértelo preguntado antes, ya sabes que a veces ando perdido entre colibríes y unicornios (tú me conoces), ¿me amas?